El síndrome postvacacional

El síndrome postvacacional es un proceso normal de adaptación al trabajo. Hay trabajos que pueden ser aburridos,  pesados y que no nos aporten ningún tipo de satisfacción, considerándolos como una actividad desmotivadora, obligada y sacrificada. Por otra parte hay trabajos que son más creativos, reconocidos socialmente, cómodos y bien remunerados.

En sí, el trabajo por si solo no tiene todo el peso, hay más factores. La persona que lo realiza, el lugar, los compañeros, jefes, la experiencia, la categoría profesional y sobre todo la motivación.

Es muy complejo que tantos factores se den como nos gustarían, por lo tanto es muy importante analizar que significa para nosotros trabajar y hacia donde nos dirige en nuestro objetivo de vida.

En psicología se utiliza un término que explica muy bien desde donde vivimos las experiencias, el locus de control. El locus de control hace referencia a lo que creemos que tiene el control en nuestra vida. Puede ser interno cuando creemos que tenemos todo el control de lo que nos ocurre o externo cuando creemos que son las otras personas o las circunstancias las que dirigen nuestra vida.

En el locus de control externo responsabilizamos a los demás a la mala suerte o fuerzas externas de lo que nos ocurre y no pensamos que nosotros estamos en parte implicados en la situación.

Esta actitud crea lo que se le denomina «indefensión aprendida» . Nos podemos resignar ante situaciones que nos parecen que no creemos tener control y por lo tanto caer en la apatía, en la negatividad y la desmotivación.

Cuando el locus de control es interno, tomamos el control de nuestras decisiones y nos dirigimos hacia el objetivo que hemos marcado. Se requiere un trabajo de automotivación y no centrarnos solo en lo que uno desea conseguir, sino que nuestra aspiración sea de peso, metas internas y externas con una conexión realista de lo que significa la vida laboral y sobre todo una visón de conjunto de todos los aspectos de la vida, siendo el trabajo uno muy importante por supuesto.

La vida nos permite vivir. Es muy importante que humildemente reconozcamos todo lo que necesitamos desde que nacemos y todas las personas que han trabajado antes para que nosotros podamos tener la “experiencia de vivir”.

En la filosofía oriental existe el término “humanidad compartida” y el principio de la “interconexión». Todos los recursos que utilizamos y todo el legado que nos han dejado grandes y pequeñas personas lo acogemos como nuestro pero no nos pertenece, pertenece a la humanidad. Cada espacio que ocupo, cada conocimiento que utilizo, cada persona con la que tengo contacto debería agradecerlo.

Son tantas y tantas personas que han existido y dejado su trabajo para que nosotros podamos continuar que cualquier cosa que utilizo prestado debería devolverla. Hacer un buen uso, con total agradecimiento, cuidado y como dice la filosofía budista “buenos medios de vida”, es la ética correcta, sin ética no existe un trabajo bien hecho.  

Personas agradecidas, tenaces, amables y que prestan servicio para que todos puedan tener una mejor experiencia de vida permite la formación de sociedades más felices y satisfechas y por lo tanto individuos para sanos.

La sociedad en que vivimos es en la que hemos nacido y podemos dejar nuestro paso por ella con agradecimientos a lo que hemos recibido. Una buena madre y ama de casa formará un buen hogar e hijos queridos. Un buen padre, trabajador y atento a los miembros de la familia sentirá que ha ayudado a crecer a personas fuertes para el mundo. Un profesor que disfruta enseñando trasmitirá entusiasmo por aprender y así cualquier servicio hecho desde el agradecimiento aportará armonía.

¿Trabajar por un mundo mejor, crees que es posible?

¿Cómo vives o has vivido la experiencia laboral?

¿Te gustaría aportar tu opinión?

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