El estrés y los estados mentales

La respiración es la más importante de las funciones vitales. Cuando estamos estresados se presionan los músculos de la respiración impidiendo el libre flujo del aire.

El diafragma es el principal músculo de la respiración y de la digestión. Cuando está contraído impide que el aire entre y salga libremente por lo tanto bloquea el libre flujo de la respiración, alterando los demás sistemas

Respirar bien, con tranquilidad, nos ayuda a sentirnos mejor. Una respiración superficial o incorrecta causa inquietud y nerviosismo activando los mecanismos de alarma, haciéndonos sentir que debo estar controlando todo.

Es importante respirar por la nariz en vez de por la boca, con inspiraciones naturales y profundas y mantenerse lo más erguido posible, para facilitar así la entrada de aire en los pulmones.

La postura es muy importante, si no tenemos fuerza abdominal, y esta depende principalmente de los músculos abdominales, y su intervención en la verticalidad, llamados músculos de sostén, el peso recae sobre las vértebras presionando nervios espinales y alterando funciones vitales que pueden causar síntomas. El cuerpo emite mensajes como sensaciones a esos síntomas y la mente interpreta en forma de pensamientos, emociones y reacciones ante las situaciones.

Por ejemplo,  puedo estar presionando la vértebra séptima torácica contracturando el tórax, y creando un almacén de aire acumulado que nos puede dar la sensación de agobio. Esta sensación de ansiedad, puede ser interpretada en relación con la situación y asociarla a causas que no son reales, generando conflictos.

La actividad que realizamos influye en la actividad cerebral. No es lo mismo estar leyendo tranquilamente, que la presión ante algún examen o entrevista laboral, que dar un paseo.

La experiencia vivida con mucha activación crea alerta. Se pone mucha emotividad en las cosas. Por ejemplo, miedo al fracaso, no importa de qué tipo de fracaso hablemos, social, académico, pareja, familiar, económico, hay alerta,  peligro de perder algo, o de no conseguir , ya sea, nuestra autovalía o una persona que estimamos.

El mundo se ha ido diseñando desde la competencia , la comparación con los demás, los objetivos, los éxitos materiales, sociales, académicos, se reduce la persona a lo que consigue y posee, generando grandes esfuerzos que debilitan el sistema nervioso y activan los niveles de alerta.

Estar agitados nos vuelve tensos, críticos con los demás, intolerantes y lógicos. Todo se razona y discute, generando un sentido de separabilidad. Mi opinión, y la de los demás, mi visión, y la tuya. Creo que el otro es mi rival y mi rival es, ¡Mi propio estado de alerta!

Un cerebro excitado, se vuelve hipervigilante, controlador y sobre enfocado en las experiencias de uno mismo, en lo mío. Es una alucinación continua sobre la que se construye la propia realidad argumentada y justificada. Como si todo dependiera de uno mismo, de la lucha para salvar y defender mi “yo”, lo “mío”. “lo que pienso” ¿De dónde viene esa actitud? De uno mismo y de las creencias. 

Las creencias están muy arraigadas y es difícil identificarlas. Necesitamos hacer un análisis psicológico profundo y no basarnos solo en los referentes propios que pueden llevarnos al autoengaño.

Estamos rodeados de todo tipo de experiencias excitantes y el cerebro genera estados de agitación o de calma dependiendo de la actividad que realicemos.

Las ondas cerebrales son un reflejo directo de cómo nos encontramos. La actividad cerebral y nuestro hábitos diarios son inseparables.

Si se viven las experiencias con mucha intensidad, ya sea leer, pasear o conducir estaremos generando un exceso de ondas rápidas Beta creando estados de ansiedad e incapacidad de relajarse.

Cuando esto se mantiene en el tiempo la ansiedad se vuelve generalizada y se tiende a pensar  que  “soy así, no tengo remedio».

El ser humano no está hecho para estos estados tan agitados y mantenidos en el tiempo. Oímos decir que el estrés ha existido siempre e incluso lo aceptamos dándole un giro y llamándolo positivo. Quiere decir, que cuando las cosas salen como yo quiero, obtendré felicidad y lo llamaré estrés positivo, y estaré contento y cuando no salen como yo quiero dejaré de estarlo.

Así que el fin es estar en todo momento buscando y consiguiendo aquello que considero que me dará la felicidad. Podemos entender porque hay tanto estrés en la sociedad actual.

Poniendo especial énfasis en el cuerpo y su relación con el estrés, la postura corporal, que es muy importante. ¡El cráneo puede pesar de 5 a 7Kg! y la trasmisión de los impulsos nerviosos correcta mantendrá las funciones principales conectadas vía médula espinal.

El bulbo raquídeo, situado en la base del cráneo, donde nace la 1ª vértebra cervical, constituye una región básica para poder comunicar el cerebro con la médula espinal y el resto de las regiones corporales, controlando funciones tan importantes como las cardíacas, respiratorias, gastrointestinales y vasoconstrictoras.

Con esto quiero llegar de nuevo a la importancia de mantener en este caso el cuello en el eje. La cabeza relajada, sin tensión. Y mantener las vértebras cervicales sin tensiones ni contracturas para dar impulso a las respuestas fisiológicas tan importantes como las mencionadas. Siendo la respiración la base de todas las funciones vitales.  

El estrés puede llevarnos a creer que son solo los acontecimientos, las circunstancias, las personas, etc. Lo que afecta nuestros estados mentales, y sí, estamos rodeados de influencias estresantes, y es por esto por lo que debemos mantener el cerebro cuidado del estrés.

La mente es mucho más vasta de lo que imaginamos. Conocer los estados inconscientes y abrirse a conocer el subconsciente, nos ayudará a crear la realidad que es.

¿Puede existir una realidad para cada uno?  ¿Qué piensas al respecto? Las ondas cerebrales intervienen en nuestro bienestar, decisiones, percepción de la realidad y estados de ánimo. Dependiendo del nivel

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